jueves, 20 de diciembre de 2012

M E X I C OOOOOOOOO!!!!!!!!!


Dejamos atrás Guatemala, dejamos atrás grandes amigos, hermosas familias y muchos lindos recuerdos, con la esperanza de reencontrarnos de regreso por América Central.  Dejamos atrás la mágica ciudad de Antigua y a nuestros amigos bomberos que tan hospitalariamente nos recibieron. Dejamos atrás el Lago Atitlán… Dejamos, soltamos y seguimos.
 
   Y llegamos a  México finalmente!!!! Sin mucha certeza sobre que rumbo tomar, las rutas se abrían en abanico y las opciones eran muchas y todas tentadoras. Con Lamaslinda herida comenzamos a introducirnos al estado de Chiapas, verde y montañoso, por rutas zigzagueantes y cerradas por la vegetación. Nuestra primer noche en el gigante del norte la pasamos en un pueblito metido en la serranía, donde pudimos descansar y mimar un poco a la combi.

   Ya en San Cristobal de las Casas nos reencontramos con Lucre y el Mudo quienes estaban viviendo en una casita hermosa en las afueras de la ciudad junto a algunos italianos, israelíes, un chileno y un par de argentinos mas.
   Lamas tenia reservado un espacio de lujo en el enorme patio, donde simpáticos caballos la visitaban cada mañana. Milanesas de cerdo a la napolitana, pancito casero, tequila, mezcal, macramé y grullas sirvieron de bienvenida y entretenimiento a nuestra estancia allí, ya que la lluvia constante impidió que podamos recorrer mejor esta turística ciudad colonial. Lo que no impidió es que conozcamos a Negra, la hermosa hija de Sofi y Yayo que nació allí luego de recorrer varios países en la panza de mama Sofi.  

   Decidimos doblar a la derecha y encaminarnos rumbo a Yucatán, dejando para mas adelante el resto del país, desviándonos un poco de Tijuana y buscando el mar Caribe al cual no veíamos desde Puerto Viejo, Costa Rica. Primera escala en Palenque, segunda y tercera en pueblitos ruteros hasta llegar a Bacalar y su Laguna de siete colores, un lugar precioso que combina belleza y tranquilidad, sencillez paradisíaca de pueblo mágicamente escondido. Un fuerte forma parte de la plaza central, en la que esa noche participamos de la apertura de la temporada turística disfrutando los manjares de los restaurantes de lugar. La laguna es increíble, del mismo color que el mar caribe, pero de agua dulce, poco profunda y con muellecitos de madera con palapas (quinchos de paja) desde los que nos zambullimos rato largo.
   El club náutico nos permitió descansar a orillas de esta laguna formada gracias a los manglares (especie de ecosistema de plantas que cumplen la función de filtrar la sal del agua marina, reteniéndola en sus hojas y dejando pasar al agua ya dulce) y allí conocimos a Clari y Joaco quienes viajan en la Westi, su combi 10 años menor que Lamas y que es hermosa. Con ellos decidimos seguir camino juntos, y en Tulúm recibimos a la Luna llena a orillas del mar, entre mate y charla. Ya en Playa del Carmen nos encontramos con Fede y enseguida nos ubicamos en la casa de Carla, una española re buena onda que nos brindó hospedaje por un mes, mes muy divertido que sirvió para conocernos mas con los chicos y compartir muy lindos momentos. También nos vino de 10 para poder buscar la que será nuestra casa hasta marzo. Es una casa/castillito en la que estamos recibiendo la visita de Lulú y en la que esperamos con ganas la llegada de familia y amigos.
  
   Por el lado laboral hicimos de todo un poco; artesanías no nos dejan vender porque somos extranjeros, pero nos dejaron participar de una feria un solo día y nos fue muy bien; trabajar en bares no es tan sencillo porque se necesita visa laboral, que se otorga desde argentina, aunque siempre hay excepciones ya que Diani pudo trabajar un tiempo en una pizzería italiana; vendí trufas, fuimos extras de una peli, armé escenarios, trabajamos en bodas, descargué 6000 piñas de un camión, la rubia fue vestuarista. Empezamos a pintar murales y nos fue muy bien por suerte, esperamos poder seguir haciéndolo.
   Por el lado placentero fui a Isla Mujeres a ver un recital de La Renga; fuimos a Puerto Morelos a un reci de Notevagustar, con el que le dimos la bienvenida a la Luci, acompañados de caipiriñas a montón; fuimos a Akumal a nadar con tortugas y miles de peces de colores; fuimos a Tulúm a pasar días de playa y noches de estrellas fugaces junto con amigos que fuimos conociendo, visitamos sus ruinas; recitales de jazz, futbol en la playa, noches de bares, tartas, ñoquis, todo muy lindo y variado.
   Como en todo lugar turístico, la gente es solo un número (conocimos a una mexicana que para poder trabajar necesitaba teñirse el pelo, ya que solo los extranjeros podían ser rubios, colorados o castaños; ella tenia q ser morocha), y lo único que importa acá es la plata, así que si tenes mucha serás bienvenido y sino correte a un lado y no me quites el tiempo que el tiempo es plata. Aquí como en todos lados sale a la luz lo equivocada que esta la sociedad al darle importancia a las cosas: por sacarte unas fotos para una publicidad te pagan entre 400 y 1000 pesos, por trabajar 12 hs moviendo hierro y maderas 300; por ser extras para una propaganda 5000 pesos, por trabajar 10 hs como mesero 130 pesos. Y cuanto gana un maestro? La imagen vale mucho más que la salud o la educación, lo de afuera vale mas que lo de adentro y eso no esta bien nunca ni en ninguna parte, pero no es nada nuevo lo que digo.
  
    Que en el 2012 no se termine el mundo no quita que sea un buen momento para ponernos a pensar un poco en que es lo que realmente necesitamos para ser felices, para poder dejar una marca positiva en nuestro paso por el mundo, para nuestros hijos y nietos y también para nuestros padres y abuelos.     Nos hemos dado cuenta que estamos aquí y ahora para aprender y enseñar, para dar y recibir,  y que esa dualidad debe ser pareja, equilibrada. Es fácil y muy lindo recibir y recibir, pero mucho mas importante es saber darse cuenta que los demás necesitan y mucho, y mucho mas lindo es poder ayudar y dar a los demás. Esperamos poder estar a la altura de tan importante compromiso y poder dar algo de lo que tanto hemos recibido.

sábado, 11 de agosto de 2012

¡Corazón Chapín!


Guatemala nos abrazó desde el primer día y aún lo sigue haciendo, y para nosotros siempre va a ser un país al que recordaremos como familia.
Tal vez porque sus paisajes verdes, cargados de montañas atravesadas por ríos cristalinos, nos hicieron acordar a Costa Rica (y un poco a Ecuador) donde gente hermosa, a la que recordamos a diario nos trató como a sus hijos, hermanos, amigos…  Tal vez porque tuvimos la suerte de conocer "Chapines" (como se conoce a los Guatemaltecos) amables y hospitalarios que no dudaron un segundo en abrirnos las puertas de sus casas y brindarnos mil oportunidades de conocer su cotidiano, su trabajo, comidas, amigos, reuniones, pasiones…
 Sin dudas es un poco de todo esto lo que hace que sigamos disfrutando de sus bondades.
Los últimos días en Honduras fueron intensos, comenzando por un viaje largo y complicado desde Tegucigalpa hasta Copán Ruinas en el que Lamaslinda sufrió el desastrozo estado de las carreteras y amagó un par de veces con no querer avanzar un metro mas, sin embargo… como siempre… nos llevo a destino.
Copán Ruinas, pueblito de calles adoquinadas metido allá arriba en la ladera de la montaña, recibe a diario turismo de todo el mundo que visita las ruinas Mayas de Copán, pertenecientes a la cultura que tan de moda se encuentra este año principalmente, a causa de uno de sus calendarios y las malas interpretaciones que se dieron al mismo.
Aquí pudimos sentir todo el amor y el desprecio que el ser humano es capaz de dar, lo primero gracias a Oscar (dueño de un hospedaje que nos dio lugar para que nosotros podamos dormir en la camioneta y Milton y Nahuel pusieran su carpa durante los días que nos quedamos allí) y lo segundo gracias a una señora que nos vio vendiendo nuestras artesanías en la calle y de aburrida que estaba nomás llamó a un municipal para que nos eche, porque somos extranjeros y le robamos el trabajo a los demás.
Sólo nos dejaron vender el fin de semana, lo suficiente para que podamos juntar la plata para conocer las ruinas, que no cuentan con un solo cartel explicativo para que contratemos un guía que cobra 50 dolares!!! Imposible para nosotros, por lo que paseamos varias horas por el verde césped, entre antiguas construcciones de las que no pudimos aprender nada. Sin embargo uno siempre aprende algo y guiados por el aleteo impactante de las guayas (como un papagayo enorme, todo rojo con varias plumas de distintos colores) nos encontramos con una señora, abuela ya, que estaba allí por 5° vez ya que según nos dijo, ese era SU lugar de paz. Nos sentamos con ella y charlamos un buen rato, disfrutando de la compañía mutua. No sentimos nada parecido a lo que vivimos en Machu Pichu, aunque se repitieron ciertos patrones como ser los extensos campos de pasto y la lluvia, ambas cosas totalmente disfrutadas por nosotros.
Una vez en Guatemala despedimos a Nahuel y Milton y llegamos a Cobán, donde nos esperaba Panchete, miembro del Club de VW de esa ciudad. El, su esposa Karla, Alejo, Ña Cristy, Dani, Axel, Meme y su Señora, el Profe y todos sus familiares nos compartieron una partecita de su vida. Juntos disfrutamos la pasión por los VW, las Orquídeas, el fútbol y los frijoles. Entre todos nos ayudaron muchísimo ya que pudimos pintar murales, vender artesanías, recuperar parte de la información que nos habían robado en Nicaragua, tunear a Lamaslinda y confeccionar calcos del viaje. 
Estando allí aprovechamos a visitar Semuc  Champey, una reserva increíble donde un río se mete dentro de la montaña, para salir 300 mts.  adelante, formando piscinas verdeazules de aguas transparentes paradisíacas. Acampamos una noche allí haciendo un fueguito temprano y durmiendo en la oscuridad absoluta y bajo un aguacero hermoso para despertar temprano al día siguiente y seguir disfrutando de unos de los lugares más hermosos que conocimos en el viaje hasta el momento.
Después de tres semanas seguimos viaje, con la idea de pasar una noche en Ciudad de Guatemala y seguir hacia Antigua rápidamente. Pero el camino nos condujo hacia la casa de “los Rodriguez” de la mano de Andrea, y conocimos una familia hermosa, muy alegre y compañera, que nos adoptó al instante, con risas y cafecitos. En verdad nosotros nos adoptamos a una hermosa forma de vivir, con muchas sonrisas, con mucho de lo que aprender y de lo cual imitar. 

Aún estamos en casa de los Rodriguez, casa bella y muy bien cuidada, con carteles que tienen frases, repartidos por todos los rincones. ¿Lo mejor? que cada cartelito no sólo decora, además reflejan el corazón y la mirada con la que los Rodriguez encaran la vida. Conviviendo cinco “hermanos”, todos hermosas personas, riéndonos muchísimo y haciendo mil planes para cada semana. Con una “mamá Mirna” que hace los mejores cafecitos del mundo, que cocina como pocas, que tiene una dulzura en su mirada y su sonrisa que nos contagian de paz; y  un “papá Oscar” de un corazón definitivamente muy generoso…
Como dijo Andy, un amigo del viaje, “estamos reforestando Latinoamérica” ya que llevamos pintados unos 15 árboles aproximadamente; pintando encontramos una manera de llegar al alma y valernos la vida, estamos sembrando colores... Por suerte Guatemala nos llenó de posibilidades para hacer nuestro trabajo. 

Tan cerquita de llegar a México, quizás ya podríamos estar allí, pero como siempre la magia del viaje maneja los tiempos y la exactitud de las fechas se evapora con ellos. Iremos avanzando cuando llegue el momento y ya no tengamos trabajo por realizar, y entonces, una vez más dejaremos el corazón con una familia y desearemos encontrar el modo de dar las GRACIAS más sinceras a estas personitas que nos ayudan a viajar, vivir y ser…

viernes, 29 de junio de 2012

Un camino, infinitas llegadas...

Comiendo un pote repleto de plátanos fritos, leyendo una carta que Maritza nos dio al despedirnos de Fortuna y con el mar como objetivo próximo entramos a Nicaragua. El paso de frontera fue un chiste, en el que lo único que les importó a las autoridades fue cobrarnos 41 dólares ya que la revisión de Lamaslinda fue una miradita asi nomás. Al llegar a San Juan del Sur no quedaba un solo plátano a la vista, en cambio nuestros ojos se inundaron de un mar hermoso. Nuevamente nos encontrábamos con el pacífico.



Y nos empezamos a empapar de un nuevo país. Sabiamos algo por libros leidos, por cosas escuchadas. Nos habían dicho que se trataba de un país muy pobre, escuchamos compararlo  con Bolivia y constatamos en algunos aspectos esa similitud. Volvimos a la tierra sin precios, al regateo, a que “la autoridad” sienta la libertad de cobrar un dinerito cuando se les canta. El contraste entre ricos y pobres es fuerte, como lo vemos en los demás países pero en este país son muchos más los pobres. Gente con poca educación y bastante falta de cultura contrastando con algunos muy cultos y con buenos niveles educativos. Injusticias que abundan en nuestra querida latinoamerica…
Injusto también fue cuando un día a plena luz del día, en Granada, un pueblito hermosísimo muy antiguo y muy turístico, a alguien (o a varios) se les ocurrió creer que cualquiera tiene la libertad de abrir nuestra camioneta y tomar lo que les guste (o “necesite”). Lamentablemente el “paisaje” desde el lado del artesano y el viajero se vive de manera diferente a la superficialidad del turista que recorre bares, locales o restaurantes. Nosotros sentados en la calle mientras vendíamos artesanías vimos la realidad de muchos chicos y grandes en la ruina, con futuros tristes, pidiendo, haciendo lo que sea para conseguir comida o “algo para tomar”. Y así fue que se llevaron de nuestra camioneta nuestro disco extraíble entre otras pavadas. Decidimos seguir camino y Nicaragua en total nos tomó un mes aproximadamente, es que la sensación de que “entren en tu casa” y se lleven lo que quieran es fea. Peor es saber que lo que se llevaron fueron muchos recuerdos y trabajo guardado en la versión moderna y digital.
Conocimos el lago que tan atractivo nos resultaba, el único lago de tiburones de agua dulce!  (nos desilusionamos sabiendo la verdad: son engaños atrapa turistas), estuvimos en la isla de Ometepe, nos bañamos en las aguas de un lago que parece mar y se rodea de volcanes hermosos, transitamos rutas donde transitan más animales que automóviles (recordando aquellas rutas bolivianas), conocimos Granda con sus casas tan viejas que cuentan historias, nos sentimos mimados por las sonrisas de los que salen a la tardecita a descansar en sus infaltables mecedoras y ver la gente pasar, seguimos camino a Masaya donde probamos dos comidas novedosas Baho (yuca, verduras hervidas, carnes varias, todo servido sobre una hoja de banano) y una fruta riquísima que se prepara en jugo con limón “Pitaya”, pasamos por Managua (una capital que parece estar sin vida desde el gran terremoto de 1972), estuvimos dos días en Leon (otra antigua ciudad con una catedral bellísima y mucha vida universitaria),  la playa de Poneloya y fuimos saliendo a un nuevo país. Nicaragua nos dio contrastes y a lo malo lo opaca lo hermoso, en el contraste nos tocó estar de los dos lados, cosa interesante del viajar mismo… Conocer gente que se abre de modos increíbles, acto que venimos experimentando desde que dejamos nuestra ciudad. Estuvimos del lado de todas las caras de la Nicaragua que vimos: el lado de los turistas, yanquis o europeos que pasean con sus ahorros de meses de trabajo dándose la buena vida o haciendo trabajos voluntariados, la gente que vive en la sencillez, con lo necesario (y lo necesario suele ser mucho menos que lo que alguna vez en la vida de Rafaela creíamos necesario) y gente que tiene mucho. Así fue que pasamos unos diez días viviendo en la casa de una pareja (ella de EEUU y el de Austria) cuidando a su perra mientras ellos hacían un viaje fugaz a EEUU. Así nos encariñamos con Jackie, una perra viejita que nos acompañó a pintar nuestro mural Nicaraguense (fue la única que se interesó porque de la Municipalidad recibimos poco interés en el asunto), caminamos cada día por la playa, disfrutamos de la piscina y de la vida de “hogar” que siempre viene bien unos días. 
En Ometepe conocimos a Ramón un señor de barba blanca que nos acompañó con largas charlas y nos dejo pensando muchas veces con su desborde de sabiduría. Más tarde, justito después de que nos robaran Jorge, un periodista, nos abrió las puertas de su casa sin conocernos, nos dio una habitación, comida y nos despidió diciéndonos “vuelvan cuando quieran, esta es su casa”.
Cruzamos la frontera agradecidos de haber encontrado a esa maravilla de gente pero aun con las energías “desinfladas” por decirlo de algún modo. Sin embargo, desde la frontera sentimos cambiar las energías, la gente se mostraba muy amable, a pesar de las insoportables y comunes burocracias, y dólares que pagar.
Honduras para nosotros tuvo siempre un destino marcado, la escuelita de Choluteca donde habían estado Mari y Pablo
, nuestros amigos viajeros con quienes tanto compartimos. Llegamos a la escuelita sin saber nada de ella. Nos enteramos que era una escuela de una metodología de enseñanza distinta a la tradicional, a la que nosotros asistimos. La escuelita María Montessori de Choluteca es un proyecto creado con todo el amor de dos personas: Maria Consuelo y Luis Adan. Y, una vez más, la historia que no deja de sorprendernos: luego de llegar y sin más referencias  que un previo contacto por internet, Luis y Maria nos abrieron las puertas de la escuelita, nos ofrecieron una habitación (aula) con todos los lujos, las comidas de cada día  y a pesar de pasar uno de los peores calores del viaje nos dispusimos a dejar algo de nosotros en las paredes del patio interno, algo de color, algo que les dejara un mensaje de agradecimiento y siempre hay algo (por más chiquito o grande que sea) que cada uno puede aportar para que todo salga mejor…
Así transcurrió una semana de pintar y descansar, de compartir charlas que nos acercaron a Honduras en general y a esta familia y su realidad en particular.   
Sin querer queriendo y sin saberlo habíamos llegado a la casa de María, la directora y dueña de una escuelita  a días de mi cumpleaños. Sin querer y sin tener ni idea María también cumplía los años un 25 de junio y allí nos encontrábamos todos, desconocidos hace unos pocos días, juntos para festejar con una cuota de gran sencillez mi cumple número 28 y el número 43  de María.
Festejamos “en familia” con Luis Adan, María Consuelo, sus dos hijitos y dos viajeros argentinos, amigos, que también tuvieron su lugarcito “adoptivo” en la escuela. Nos llevaron a Cedeño, en el Golfo de Fonseca, una playa desde donde increíblemente se puede ver parte de Nicaragua y El Salvador. Una playa de arenas negras, donde pasamos un día familiar, tranquilo, de paz… y muchas muchas charlas.
El lunes, después de los saludos de cumpleaños, viajamos a Tegucigalpa sobreviviendo a las  espantosas rutas… realmente son unas de las peores que transitamos en el viaje!
Una vez en la capital del país la gente nos dejó boquiabiertos, ayudándonos muchísimo, regalándonos de todo, abriéndose desinteresadamente a nosotros… demostrándonos una vez más la magia de viajar: de ser extranjeros, estar tan lejos de casa y sentirnos como en ella.


sábado, 9 de junio de 2012

Vamos a la escuela a ver que pasa...

…Y nos recibió Gloria ahí metidita en la oficina que no le corresponde. En segundos nos estaba presentando a ¨Doña Irán¨ (pintora), a Sandra (maestra y creadora del taller voluntario de arte), a las cocineras y al ratito nomás ya estábamos almorzando. Es que lo primero en sorprendernos de esta escuela fue que es gratuita y les brinda a los alumnos cada día el almuerzo y una fruta… y que almuerzos!


En ese día concretamos todo, bien como acostumbramos tramitamos todo, pedimos permiso, elegimos pared y Doña Sira, la directora, nos dio el sí. Al día siguiente, nuestro mural tico dio su inicio.
Realizamos nuestra labor como habituamos, con la ventaja de tener la camioneta estacionada dentro de la escuela y un almuerzo bien rico cada día. Lo que sorprendió a nuestros hábitos fue la manera en que la gente recibió nuestra actividad. Estaban agradecidísimos, y a cada momento de cada día nos lo demostraron.
La pequeña gran Doña Irán, un ser pequeñito de cuerpo y gigante de corazón, se acercó todos los días a darnos meriendas, armar una cartelera informando de nuestra presencia y actividad en la escuela, presentándonos a su familia con quienes al pasar las semanas acabamos compartiendo meriendas, cenas, postres, juegos de cartas, anécdotas, risas, charlas de todo tipo…


Sandrita, la ¨niña Sandra¨(niña es como se dirigen a los docentes) es un corazón próximo a ser santificado y responsable  de lo  mucho que fue sucediendo después.
Un día se les ocurrió pedirnos que pintemos toda la escuela, que ellos nos pagaban. Dijimos que no, explicándoles que de nada servía que lleguen dos extranjeros y pinten toda la escuela, que nuestro deseo es dejar un recuerdo y agradecimiento de nuestro paso y generar la idea, la motivación de que cualquiera continúe pintando. Por otro lado, jamás le cobraríamos  a una escuela, ante lo cual nos preguntaron: bueno, pero qué necesitan???, en una especie de necesidad personal por hacernos sentir cinco estrellas al estar nosotros haciendo algo por ellos, por su escuela. Respondimos con toda sinceridad: ¨nada, estamos bien, sólo esperamos algún trabajo para ganar nuestro dinero dignamente y continuar viaje, o sea llenar nuestras pansas de comida y la de LaMas con combustible¨.
Bastó sólo esa charla y en el transcurso del día ya todo estaba organizado. Es que aún no sabemos si toda esta gente es consciente de la calidad humana con la que cuentan. Sandra ideó un plan que hasta nos lo entregaron por escrito: desde esa noche dormiríamos en la ¨suite¨, donación de la genia de Gloria quien nos abrió las puertas de la biblioteca para que cada noche se transformara en nuestra casa y al sonar de las 6:30 am la dejásemos lista para ser nuevamente la biblioteca de la escuela. Además habían diseñado una planilla con las personas que nos darían el desayuno, el almuerzo y la cena el fin de semana. Pudimos compartir así la mesa con muchas familias del lugar que gustosamente nos ofrecían lo poco y mucho que tenían a su alcance.
Fue así también que conocimos a Maritza, una mujer con una personalidad única que en pocos días nos abrió las puertas no sólo de su casa sino también de su vida, su familia y de su granja soñada para que allí durmiésemos. Con los días acabó siendo para nosotros una amiga, especie de madre y compañera a la que daba gusto visitar a diario


Pintar en una escuela es una de las sensaciones más gratificantes que experimentamos. Las ocurrencias de los chicos no tienen límites y nos divertimos con una gran carga de satisfacción al charlar con ellos y explicarles que para nosotros los dibujos de nuestro mural son una invitación a que sueñen, imaginen, vuelen. En las caras de ellos sin dudas veíamos una respuesta con brillos en los ojos y una puerta abierta al juego y la magia. ¿Alguien conoce una mejor remuneración para un trabajo? Ejemplo: dos niñas hablando a nuestras espaldas. Una le dice a la otra: si juntamos mucha plata ellos van a poder quedarse y así pintar todo, todo, todo hasta llegar a pintar el cielo!!!!
En medio de nuestra estadía en Fortuna hicimos un paréntesis de una semana en una escuelita rural de un pueblititito vecino llamado Sona Fluca, la tierra de nuestra querida Gloria. Fue un paréntesis sólo por cambiar de lugar donde pintar, porque por lo demás fue continuar ¨como en casa en una escuela¨, con seres de puro corazón como Edward, seguir sorprendiéndonos con los chicos, llenarlos el alma con un regalo de sencillez, humildad y generosidad de gente hermosa.
Del aire no vive el ser humano, ninguno. Somos soñadores pero no ilusos.  Conseguimos trabajo y justamente no fue aire lo que comimos, porque si algo nos demostró esta gente es la capacidad de compartir y ayudar.
Fueron pocos los lugares que nos generaron tal dificultad al partir, pero tuvimos que decir Ya! Y largarnos a viajar otra vez.





Fortuna es un lugar bien bonito, el Volcán Arenal cambia a cada hora del día y mientras sus habitantes tranquilos caminan esperando que en cualquier momento, al fin, vuelva a erupcionar. Hay lugares para visitar gratis como ¨el Salto¨; también unas cataratas imperdibles (que visitamos con Maritza, Noe y Abi); aguas termales (como las que conocimos en los Laureles gracias a Shirley), y gente muy muy única y auténtica.
Quedan muchas cosas por contar: como el riquísimo pastel de yuca de Gloria, las cervezas que nunca tomamos con Yorleni (y el karaokeee!!), el perezoso que vimos en Sona Fluca, el profe Cristian disfrazado de abejorro, la cena con todos los detalles de la niña Sandra, los deportes de aventura con Vladi, los recitales privados de Julian y Josue, nuestra perra Pinito y su fiel amigo Peperoni, el querido Rafa, el asesinado y posterior degustación de dos cerditos junto con Gravin, Leo, Eduardo y Pedro, un tarro de 5 kilos de dulce de leche, las visitas de amigos viajeros (Lali, Santi, Lucre, Nati, Jime, el Halcon con sus tripulantes Samu y Mari), las charlas nocturnas en la granja con Pedro, las ocas patoteras, las locuras de las hermanas de Gloria, un cuaderno de recuerdos hecho por toda la escuela para nosotros y muchos etcéteras extensos… pero todo no se puede…


Nos despedimos con un abrazo gigante y un deseado ¨hasta pronto¨ de esta gente hermosa para seguir camino a las tierras Nicaragüenses desde donde en breves habrá nuevas historias de bolitas de papel.

sábado, 26 de mayo de 2012

Dicen Pura Vida

Así saludan, agradecen. Así responden a todo los “ticos” (como se les dice a los costarricenses). Fue desde el primer día en Costa Rica que sentimos la coherencia entre esa frase que tanto “predican” y el modo de vivir, lo que el país muestra: país verde, natural, abundante en naturaleza. Dicen que es el país más caro de Centroamérica, por eso pensábamos hacer un paso rápido, pero nos atrapó… ¿Nos atrapó el país? En parte, pero la pura verdad es que quienes nos atraparon fueron los ticos y su “pura vida”. 
   


Llegamos a Costa Rica con Seba (un viajero argentino) pasamos por la Costa Pacífica Sur, Bahía Ballena, después seguimos a la Capital: San Jose de Costa Rica, ahí vivimos 10 días en “La Sabana”, un super parque, hermoso, donde nos sentimos como en casa disfrutando del FIA: Festival Internacional de las Artes. El FIA nos dio muchos buenos momentos: poder ver al fin a Calle 13 gratis, poder vender muchas trufas, ver muchísimos espectáculos de arte gratuitos y conocer al fin a los chicos de la Paloma (Fede, Mudo, Chuno) y los de la Chancha (Pato y Nati), más locos argentinos viajeros que varias veces habíamos oído nombrar. Además nos reencontramos con El Halcón y sus tripulantes y con los chicos del proyecto miradas, por lo que nos transformamos en una enorme legión de argentinos viajeros reunidos allí. Coronamos con una choripaneada multitudinaria, regada con buen vino tinto.

Más tarde nos volveríamos a encontrar en Puerto Viejo de Limón, unos 10 días de pura paz en el medio de la selva, a metros del mar del Caribe Sur conviviendo entre 8 / 11 argentinos en promedio por día, con muuucha comida al disco.

 
Pero la Mas Linda no nos permitió ir desde San Jose, hizo de las suyas y nos dio la sorpresa de necesitar un “arreglito” en el motor. Cuando escuchamos que el arreglo se trataría de varios dólares y una semana de esperar nos pinchamos, enojamos, protestamos… creo que sólo por diez minutos, de inmediato entendimos lo que venimos aprendiendo en tanto viaje: todo es por algo. Así en esa semana llegamos a encariñarnos con Francisco, nuestro mecánico y Federico, otro doctor de la La Mas. Guille hizo un postgrado en cuestiones mecánicas, tuvimos el placer de conocer a Chepe, sus hijos y ahijadas, a Christian y aprovechamos también para hacer todos esos arreglitos que siempre esperamos a tener tiempo para hacer. Antes de irnos compartimos unas cervezas con Fede y Christian, una clase de Tai-Chi con Francisco, maestros de la sencillez y la humanidad. Compartimos un almuerzo con Chepe, el primero en introducirnos al mundo del “casado” (plato típico costrarricense) y nos sorprendimos cuando golpearon la puerta a las 7 am, Chepe como muchas otras veces nos traía pancito de desayuno y dos señores que frecuentaban el taller nos traían una parrilla a medida para colocar en el techo de La Mas!!! La historia para LaMasLinda cambiaría para siempre, por fin los “chunchos” (como les dicen a las chucherías) y las tantas latas de pintura encontrarían su lugar. Un mes y un poquito después de entrar al país llegamos a Fortuna, despúes de pasar a rencontrarnos por La Virgen de Sarapiqui con dos viejos amigos del viaje: Johan y Kaity, un tico y su novia de los Estados Unidos con quienes venimos cruzando camino desde Chile, Perú, ahora Costa Rica y esperamos más!!! Ellos nos abrieron las puertas de su casa, sencilla, color azul, pequeña, ideal, con un gran ventanal desde donde disfrutamos de la riqueza en variedad de aves del país. La poza Azul fue un premio hecho cascada luego de una larga caminata por el rio, en una traveia muy divertida. Desde el momento que llegamos a Fortuna sucedió todo de la mejor manera que podía ocurrir. Conocimos a Oscar y Cris las horas antes que fueran a vivir a los Estados Unidos, compartiendo una tarde de mates y charlas bien bien a lo argentino. Y después empezó un capítulo especial en la historia de su viaje latino, un capítulo que merece una entrada más al blog, que abunda en detalles, recuerdos, colores, grandes personajes. Un capítulo de aprender, crecer, compartir y volver a confirmar la idea de que la vida es un ciclo y lo que va, viene, la otra idea de que, por suerte, en el mundo abunda más la gente de buenos corazones… 


martes, 20 de marzo de 2012

Tu no puedes comprar los colores...



Y sí, Panamá fue el primer país de muchas expectativas, ilusiones, incógnitas. Los recuerdos son hermosos, la calidez de la gente única, la apertura a ayudar es inimaginable. Pero cómo definiríamos a la cultura panameña? Aun no lo sabemos. Nos fuimos de un país sin saber cuál es su verdadera identidad. Nos dio la sensación de despedirnos de un país donde su cultura parece ser la del dinero y que se debate entre dos referentes: el Colombiano y el Estadounidense. Resulta muy fuerte leer en la guía turística que te dan al entrar, una publicidad que ofrece: ¡Compre su propia playa! ¿Qué pensar entonces de un gobierno que negocia con su territorio y una nación que no dice nada al respecto? Un país que consume cultura yonki a cada paso, que habla lengua inglesa mezclada con español (para decir que algo es lindo, por ejemplo, dicen que “esta priti”), con un periódico que publica sus notas en ingles primero y en castellano después… y en menor tamaño, y en el que se puede leer: “Cualquier persona normal rápidamente se dará cuenta de una realidad que envuelve a este país: aquí hay dinero.” Un país que además es un país que ofrece consumo, al que visitan la mayoría de las personas para consumir, comprar, comprar y comprar. Nos quedó la sensación de ver un país al que le faltan raíces fuertes, ya que las pocas culturas indígenas que existen fueron y son trasladadas de un lugar a otro, reiteradas veces, a medida que descubren en las mismas tierras que les dieron, petróleo y demás minerales explotables.

Un mes en Panamá fue poco y al mismo tiempo suficiente. Fue el tiempo necesario para que conociéramos gente que vale la pena, para que nos diéramos cuenta de que, a pesar de las advertencias de los peligros en Centroamérica, en Panamá existe gente que vale oro.  Conocimos la capital, el mar, una Isla, algunos pueblos y el fresco entre montañas y volcanes.  
En Panamá City vivimos en un buen hotel, después en la plaza principal del Casco Antiguo (donde nos derretimos del calor, pero siempre estuvo la mano amiga de Cirilo o Jaime para facilitarnos una ducha y un baño), en el Puerto, en el barrio Betania y el cerro Ancon. Conocimos sin dudas la diversidad y el contraste de los distintos Panamás Citys. Sorpresa máxima: el cerro Ancon, donde nos encontramos con un barrio muy al estilo Yanki, con una vida muy tranquila, dibujada como en películas, con ciervos que salen de los bosques y un fresco agradable que un poquito más abajo (en otros barrios de la ciudad) no se consigue.
Después de días rutinarios de ventas en la plaza central, de calores intensos en mediodías inhabitables y del festejo número 32 de cumpleaños de Guille,rodeados de muchisimos amigos de distintas partes del viaje, seguimos camino en equipo. Junto al Halcón, con “padres” Mari y Samu más Seba, nos fuimos rumbo arriba. Llegamos a un pueblo, bien pueblo. Recorrimos hasta llegar al mar y ahí nos quedamos. En un “señor” mar, en un lugar super recomendable, nos saludaba el sol por un lado y asomaba una luna llena por el otro. La misma historia con variados colores dos días. Días de playas anchas, vida tranquila, de vida bien vivida y sentida. 

                       
Seguimos un poquito más y en cuestión de una hora  el calor intenso se convirtió en un agradable fresco que hasta nos invitó a sacar la olvidada ropa de invierno. Bienvenidos a Boquete: un hermoso pueblito entre montañitas y como dice la canción de Calle 13: “alla abajo, en el hueco, en el Boquete, nacen flores por ramilletes, casitas de colores con las ventanas abiertas…” Buena vida, tranquila, donde encontramos la posibilidad de pintar un mural y dejar una vez más nuestra huella, en el primer país de centroamerica.                                                                                        
               



Nos quedan más lugares para conocer al regreso, pero partimos con ganas y buen ritmo a Costa Rica, desde dónde muy pronto tendrán noticias nuestras.

martes, 21 de febrero de 2012

Un cruce y muchas historias.


Pasó lo que todos hubiésemos pensado que no pasaría. Nos agrupamos con otros nueve argentinos viajeros, sin conocernos, con ser argentos y tener el mismo objetivo bastaba. Cumplimos nuestro objetivo y conseguimos un velero!!!! Le ofrecimos a un capitán canadiense una suma total que aceptó encantado, a pesar de ser bastaaaante menor que lo que pedían los demás y pudimos evitar la travesía de muchos buses y barcos por Turbo, que según nos contaron unos amigos, es realmente dura y peligrosa.
Antes de eso, en “equipo”, nos fuimos de paseo nocturno. Desde lejos y con mucha intriga habíamos visto el Castillo de San Felipe pero ni pensamos en visitarlo ya que la entrada al turista le cuesta 17000 colombianos (aprox. 8 dólares), demasiado para nuestra economía. En esos días nos comentaron que era posible visitarlo de noche ofreciéndoles unos pesitos a los guardias.
Así fue que nos dimos el gusto de visitar tan imponente construcción que caracteriza a la bella Cartagena de Indias. Y, si bien no sabemos cómo será la experiencia de día pero la visita nocturna es sin dudas recomendable!
El martes al fin llegó el gran día, o la noche mejor dicho, porque zarpamos a eso de las 19 hs, cuando ya es oscuro en Colombia. Todos estábamos ansiosos. Una ansiedad mezclada con felicidad por finalmente lograr seguir viaje, una ansiedad mezclada con nervios por no saber de qué se trataba eso de navegar a mar abierto. 


No cabe dudas: empezamos mal. Esa primera noche fue sin dudas muy distinta a lo que pudimos haber imaginado; el mar nos recibió con olas y movimientos indescriptibles. Navegar por primera vez de noche y con el mar en esas condiciones eran un pronóstico acertado de inevitables descomposturas, ecuación perfecta: viajamos 10 argentinos y el capitán, y de los 10 argentinos sólo 3 resultaron invictos, todos los demás medicados contra vómitos y mareo; ninguno de los medicados pudo evitar descomponerse en algún momento del “paseo”, 3 de las viajeras (yo incluída) pasamos al menos un día y medio en posición horizontal, sin poder comer, con vómitos, deseando llegar pronto, MUY pronto.
Lo que pasó es que muchos se asustaron al ver olas tan grandes que movían tanto al velero lo que produjo una especie de ataque de pánico en un momento en el que se generó la inflexión entre la alegría enorme de navegar por primera vez y la respuesta que recibimos cuando al ver que las olas eran gigantes en la noche y el barco nos recibía como una licuadora humana, preguntamos: ¿Esto va a ser así todo el viaje?... Si. Y desde ahí no me acuerdo mucho más que de la intensidad de un malestar como pocas veces en la vida sentí.
Guille en paralelo experimentaba momentos de adrenalina y felicidad.  La primera noche se quedó en el exterior del barco, vio el maravilloso plancton, los peces voladores, mil estrellas.           
Hizo lo que había dicho: se tiró al mar, a nadar mientras el velero seguía su curso. Mientras yo estaba abrazada a un balde y era asistida por no me acuerdo quién, escuchaba: “¿no habrá sido delfín en otra vida?” “Mirá lo feliz que se lo ve, está en su hábitat!”  Yo lo imaginaba, tan feliz y pleno. Por suerte alguien filmó esos momentos y confirmé lo que pensaba: el viaje en velero fue para él de las mejores experiencias, dignas de ser repetidas.
La última mitad del viaje la disfrutamos todos, las ”bajas” se dieron lentamente de alta, y pasamos las últimas horas en altamar tratando de gritar: “tierra a la vista” todos juntos (salvo Lali que es un capítulo aparte a la fortaleza bancando un viaje con sospechas de papera, calladita, sin quejarse).

Llegamos a Panamá! Verde, como lo imaginábamos. Intenso por donde se lo mire. Desde Porto Belo tomamos un bondi a Colón, el lugar donde nos esperaban LaMasLinda y el Halcón (nuestro Falcon amigo). Los bondis ya marcaban tendencia a lo centroamérica: puro color y reaggeton al palo.  
Llegamos, pero con dos puntos en contra: 1) el puerto cerraba a las 17hs y los trámites eran muchos y 2) al día siguiente comenzaba carnaval… todo el país se detendría para irse a “carnavalear”, todo, incluso el puerto!
A eso de las 17 hs con Mari seguíamos en el piso de la entrada de un gran complejo portuario, esperando ansiosas alguna novedad de los chicos que se sometían a las malditas burocracias necesarias para volver a tener nuestros móviles. De lejos los vimos y parecía no haber buenas noticias. Aduana ya había cerrado, el pronóstico indicaba una semana sin nuestros autos y nuestras pertenencias esperando a que el pueblo termine su fiesta…
La situación era digna de ver: cada personal de puerto que pasaba se nos acercaba para hablar, algunos como curiosos simplemente, otros para aconsejarnos dónde dormir esa noche. De forma unánime e indiscutible nos dejaron bien claro que Colon era peligroso, que era tierra de nadie, todos andaban cargados. De repente apareció un Chino (que no era Chino sino Japonés) y en un Inglés muy oriental nos preguntó qué hacíamos ahí, luego se mostró preocupado por nuestra situación y se encargo de ayudarnos a resolverla… En un Ingles también bastante achinado sólo prioricé hacerme entender en dos preguntas: “You work here?”, “This is very important for us, the cars are our house!”.
El “Chino”, que apareció fugazmente y no volvimos a ver, resulto ser nada mas y nada menos que el Vicepresidente de la empresa Evergreen, con la que trasportamos a LaMas. A los chicos, por otro lado también los habían comenzado a ayudar los pocos empleados que quedaban en el puerto y así, entre tire y afloje LaMas y el Halcón salieron de los contenedores… pero para pasar a un depósito de aduanas donde deberían pasar la noche hasta tener el último papel necesario para circular libremente. Y como el papel estaría al día siguiente nos fuimos con nuestros autos a dormir con ellos. El sábado después del mediodía estábamos rodando camino a Ciudad de Panamá y luego de apenas 80 km, de apenas 1 hora de viaje, cruzamos del Caribe al Pacífico y llegamos a la capital de nuestro 1° país centroamericano…
El Halcon y LaMas recién saliditos del contenedor!
En el listado de “cosas para hacer” en Panamá ya tildamos uno de los puntos más importantes, el de conocer el famoso canal. Y si de ser flexibles se trata, en eso nos caracterizamos. Nuestro viaje se trata de eso, es lo que elegimos. Asi de noches sin un baño, de malestares en altmar y aventuras como navegantes, de dormir sin si quiera ventilador con muchos grados de temperatura, pasamos a las comodidades de un hotelazo. Es que, una vez más en este corto período de dos meses recibimos visitas, recibimos familia: a la Ina, Jochi y Delfi, reconfortamos el corazón… y eso sí que vale más que cualquier lujo de hotel o lo que sea… pero… no cabe duda de que sabemos adaptarnos.

En Colombia cuando se habla de…


Tinto… se habla de… café.
Vaina… una cosa, cualquier cosa, un asunto, un tema.
Balaca, diadema o cintillo… una vincha para el cabello.
El bacile… el “disfrute”, la broma, la joda.
Arequipe… Dulce de leche.
Panela… un endulzante más natural que la azúcar, menos procesado, más sano y con un sabor muy especial.
 Panelitas… una golosina de panela, pequeña y muy sabrosa.
Romboi… rotondas.
Tacos…embotellamientos.
Paisas… las personas de Medellín y la zona.
Rolos… las personas de Bogotá.
Pastuzos… las personas de Pasto y la zona.
Pan de bono… un pancito como el chipa.
Crispitas… pop corn, pochoclo.
Niñera… los camiones que llevan autos.
La pelada y el pelado… la chica y el chico.
Calles y Carreras… las primeras son las que se orientan de Norte a Sur, mientras que las carreras corren de Este a Oeste.
Calidad… buena onda.
Camellar…laburar.
La expresión “fresco”… quedarse tranquilo.
La expresión “a la orden”… la usan los vendedores hacia los compradores para decir que están a su disposición, también es la respuesta que se da normalmente a un agradecimiento.
La expresión “bienvenido, bien pueda”… es el recibimiento de cualquier comprador ya sea en un local comercial o en la calle.
Perico… puede ser la cocaína pero también en algunas zonas el café con leche y en otras los huevos revueltos con tomate.
Alguien o algo berraco… es alguien o algo fuerte.

·         

miércoles, 8 de febrero de 2012

Trescientosesenta y muchos más!



Hace trescientos sesenta y tantos días nos despediamos de la ciudad de Rafaela o mejor dicho de aquellos Rafaelinos que íbamos a comenzar a extrañar paso a paso, dia a dia, en el transcurso de tan largo viaje. Hace tantos días, ya un año, emprendíamos al fin algo muy soñado por los dos. 

Hace exactamente un año con todas nuestras cosas subidas a la camioneta (muchas  o pocas cosas según quien lo vea) llegamos a Cordoba, tras 6 horas de viaje… y un primer contacto con lo que nos esperaba: un gran desafío al ejercicio de la paciencia, una apertura al dialogo, una invitación a observar cada detalle, a sentir los momentos de otra forma, con otro tiempo, a avanzar a nuestro propio ritmo… o el de ella… nuestra camioneta: LaMasLinda.

Recorrimos parte de Argentina, Chile, Bolivia, Peru, Ecuador y Colombia. Comenzamos un nuevo año en un nuevo país. Conocimos millones de personas, nos llevamos buenas experiencias, malas experiencias pero lo más importante: grandes amigos.

Hoy, mirando atrás, sin dudas dimos el primer paso (y los primeros 1000 pasos o más) sin saber bien de que se trataba esto, fue un gran desafío, un juego propuesto por nosotros mismos donde las reglas resultaron de una combinación entre nuestros límites como personas, los caminos, la gente, la vida misma… el avanzar y querer más…. Y así el camino nos abrió los ojos, vimos lo que estábamos haciendo, nos propusimos nuevos desafíos. Así seguimos hoy en día y, aunque el viaje cambia a cada rato, nuestro objetivo no…
Ahora nos encontramos contra un gran desafío a vencer. El gran desafío del cual sí teníamos conocimiento al partir de casa: ¿cómo pasamos a Panamá?.
Para decidir este asuntillo nos instalamos en Bocagrande, un barrio playero de Cartagena en el que recibimos la visita de mamá Ceci colmada de regalos y sorpresas, muchas comidas caseras, largas charlas y caminatas por la Ciudad Amurallada y Getsemaní, paseos en bicicleta y una visita a Playa Blanca e Isla del Rosario, mas comidas caseras y muchos momentos hermosos que empezamos a extrañar desde el mismo día que regresó a Argentina. También recibimos a Noe y Hernu, con mas regalos y sorpresas! y con los que compartimos noches de juegos, paseos y mucha playa. Fue una seguidilla de visitas que nos hicieron extrañar muchísimo a todos, pero muchísimo. 
Volviendo al cruce del Canal y para los que no tienen idea del asunto esto es así… Entre Panamá y Colombia no existen rutas, carreteras, caminitos que posibiliten el paso terrestre entre ambos países. ¿Cómo pasamos entonces?! Todo un tema y muchos ahorros juntados con paciencia en el viaje. “La más linda” se va por un lado y nosotros por otro. Créannos: nos duele como si fuese el primer permiso que le damos a un hijo para que salga de viaje solo! 

Las opciones para ella eran dos: via ro-ro (un sistema por el cual ella pasaría sin un contenedor, en un barco, lo cual traia sus riesgos sobre todo de que fuera robada. La otra opción, la más cara pero más segura también: meterla en un contenedor y pasarla. Un dato para economizar el paso en contenedor: compartirlo. Y ahí fue cuando apareció él: el Falcon de Samuel y Mariela. Ahora intimo de LaMasLinda se iran juntos varios días hasta llegar al otro país…

Nosotros? El cuento no es fácil y  aun no sabemos cual será la forma en la que pasaremos. Las opciones son varias, los costos también varian pero… nada es muy económico que digamos. 

Por ahora tenemos en vista tres opciones:

* Avion: se dice que para pasar a Panamá es necesario sacar sí o sí pasaje ida y vuelta. Pero, dicen algunas lenguas que es posible sacar SOLO ida en caso de presentar los papeles del paso del automóvil hacia Panamá. De todos modos es un dato aun no confirmado. 
* Velero: un hermoso paseo por las islas entre ambos países llegando a destino luego de 5 días, por un módico costo de entre UDS300 y USD 500. Nosotros preferimos evitar lo de paseo y jugarnos a encontrar la opción que suelen hacer los viajeros, si todo sale bien y con viento a  favor, algunos veleros a la hora de salir viendo que les sobra uno, dos, tres lugarcitos dejan subir por un costo menor a quienes se aguardan allí esperando a la buena suerte. En otros casos suben algunas personas como para que ayuden en tareas a bordo cobrándoles mas barato el pasaje (pero con la desventaja de que el paseo deja de ser paseo, se vuelve trabajo y hay quienes dicen que no cualquier cuerpo esta preparado para trabajar navegando 5 dias, los mareos y etc, nunca faltan!)
* La gran travesía por Turbo: de esto escuchamos mucho… lo más interesante es que es la opción más económica, pero siendo que no es taaaan económica por todo el vuelterío que hay que dar tampoco es super atractiva. Los pasos a seguir son:
1- Primer día: Cartagena- Turbo. En bus.
2- Segundo día: Turbo- Capurgana. En "panga" (lancha)
3- Hospedarse en Capurgana.
4- Tercer día: Capurgana- Puerto Obaldía. En "panga" (lancha).
5- Tercer día: Puerto Obaldía- Tubuala. En "panga".
6- Tercer día: Tubuala- Ciudad de Panamá. En avioneta.

Todo este lindo recorrido por un total aproximado de 200/200ypico dolares... En fin, lo más barato pero no "tan directo". Una linda aventura, sin dudas, saltando de isla caribeña en isla caribeña! 

             

Y mientras decidimos qué opción tomaremos para cruzar el charco que nos separa, llevamos a LaMasLinda al puerto para que finalmente sea transportada, no sin antes dejarle un recuerdito de "su papá", un rayoncito, un choquecín, una abolladita... pero no contra cualquier cosa o cualquier otro auto... nada más y nada menos que contra nuestro amigo el Falcon! En fin, allá va, allá esperamos encontrarla... trescientos sesenta y tantas aventuras en el camino nos hacen quererla más de lo que ya la queriamos al salir!



lunes, 2 de enero de 2012

Aroma a café

Ya instalados, dispuestos a dar cierre al 2011 (hermoso año que nos vio con fuerzas recorriendo nuestros sueños) con ganas de empezar un 2012 lleno de promesas, desde Colombia les contamos nuestro paso por este sorprendente país. En verdad la sorpresa no es el país sino su gente, en Colombia encontramos personas con las puertas abiertas, con el corazón completamente dispuesto a ayudar.
Entramos hace un mes por Ipiales, nuestro recorrido fue: Ipiales, Pedregal, Pasto, Popayan, Armenia, Cali (Jamundi), Medellin, Santa Marta. En la más linda íbamos junto a Pablo, Mari y Feli, y el recorrido no fue tan extenso por algo importante a saber para quien quiera visitar este país con su movilidad: el combustible y los peajes son EXECIVAMENTE caros! También se podría decir que ridículos si hacemos una relación costo peajes / estado de las carreteras, que después de las bolivianas son las peores que transitamos.
Cruzamos la frontera y recorrimos los 1° km en tierras cafeteras de noche, con la idea de descender un poco (porque nos encontrábamos en las alturas aún) para pasar la noche en un lugar más cálido. Y llegamos justo en el momento en que Lamaslinda rompió la dirección. La policía de Pedregal nos indicó que durmamos en una cancha de futbol y tratemos de llegar a Pasto al día siguiente, ya que allí había mejores mecánicos. Lamentablemente nos recomendaron gente no recomendable, que nos cobró carísimo y no arregló nada, incluso rompió mas. Los bomberos de la ciudad de Pasto nos recibieron con los brazos abiertos, ya que era de noche y no sabíamos dónde ir, y lo que iba a ser un día de hospedaje en la estación terminó siendo una semana, ya que a la combi se le rompió una cerradura (se ve que no estaba muy cómoda en este nuevo país) y las lluvias constantes cortaban a cada rato las rutas, por uno o dos días.

"Camping" en el Cuerpo de Bomberos de Pasto

Pasamos unos días en Jamundí, pegado a Cali donde compartimos con una familia la noche de las velitas (8 de diciembre) y conocimos sus costumbres navideñas, ya que alumbran todo: plazas, casas, calles, puentes, ríos, todo. También aprendimos sobre música, ya que nos dieron una demostración de ritmos con baile incluído; el vallenato la rompe. Futbol con los vecinitos, un poco de río y a seguir camino a Medellín, con noche en los bomberos de Armenia, trámites en Pereira y muchos policías en la carretera que te paran a cada rato y te revisan todo, y aprovechan su supuesta situación de poder sobre nosotros, diciéndonos en varias ocasiones que la camioneta debía quedar inmovilizada. Uno llegó a decirnos que sólo nos dejaría ir si le respondíamos bien una pregunta ¿Quién fue subcampeón en el mundial 1984? En fin…

Medellín es hermoso y la gente tan amable como en todo Colombia, aunque los “Paisas” (así se llama a la gente de Medellín y la zona) tienen fama de ser muy orgullosos de su tierra, cosa que nos recordó mucho a los argentinos. Compartimos unos días con Juan, quien nos alojó por couchsurfing y nos mostró parte de la ciudad y sus tradicionales alumbrados. Después compartimos mas días con Carlos, su mamá y hermano menor, y pasamos unos días muy lindos charlando mucho y visitando museos (como el de Antioquia donde se encuentra una gran colección de Botero) y paseando en meto cable. Un sábado fuimos a la feria de San Alejo y vendimos bastantes artesanías y trufas en el parque Bolívar. Despedimos a Feli que se bajaba de Lamaslinda para subirse a un avión y regresar a Argentina a pasar las fiestas en familia y seguimos nuestro camino hacia el Caribe, de la manera más rápida posible ya que los peajes y el combustible se comieron todos nuestros ahorros y necesitábamos instalarnos a vender; además debíamos comenzar las averiguaciones para cruzar la combi por el canal.

Se nos terminó la yerba y con eso la costumbre de tomar mate al desayuno, merienda y sobremesa. Pero en Colombia nos encontramos con otra cosa: “el tinto”. No hay ciudad ni calle donde no se ofrezca uno y caminar muchas veces significa ir sintiendo ese aroma tan fuerte, penetrante y sabroso. Así le dicen al café, te lo ofrecen como un “tinto” y es increíblemente rico.

Luego de tres días de viaje, una pinchadura y el cruce de un río que se desbordó y cortaba la ruta por casi un km (Lamaslinda se la re banca) llegamos a Santa Marta donde nos esperaban unas amigas. La idea de alquilar algo juntos se desvaneció rápidamente y con Diana no estábamos para nada cómodos en la ciudad, que no nos gustó mucho. Nos había alojado en su casa Claudia, una chica muy amable a la que conocimos por casualidad y nos ayudó muchísimo, pero decidimos irnos a alguna playita de los alrededores a probar suerte. Taganga (playa más “hippie” según la gente no nos convenció y terminamos en El Rodadero, pueblo más pequeño que Santa Marta, con mas turismo y playas más lindas. Pasamos unos cuantos días durmiendo en la camioneta y conocimos muchísima gente que nos ayudó: Isabel nos presto su baño para ducharnos, Jaime y Nelson nos hicieron un contacto con un taller de combis para hacerle ver los frenos y Quile… es lo más…


¿Cosas increíbles en el viaje? 
Miles. Esta es una: cómo conocimos a Quile y cuánto nos dio, de modo tan desinteresado. Un día íbamos en la combi por Santa Marta, en marcha se acercó un auto y nos dijo “¿quieren conocer el lugar mas argentino de santa marta?, Síganme!”, así que lo seguimos (con un poco de desconfianza al principio) hasta su pizzería ambientada como caminito, y después a su parrillada repleta de cosas relacionadas al futbol argentino, hasta el banderín de Atlético de Rafaela tiene colgado ahí!!!! Un fanático. Esa noche nos citó en su restaurant, nos esperaba con dos tiras de asado, papas fritas, ensalada y la camiseta de Racing puesta…


¿Cómo pasamos la navidad? 
Todo se debe al fantasma de las navidades futuras, hoy ya transformado en el fantasma de las navidades presentes, que se nos apersonó con una bolsa enorme de regalos, su barba y su pelada reluciente, y para terminar de malcriarnos alquiló un departamento por tres días para pasar las fiestas relajados, y sobre todo limpios. Gracias querido fantasma! (que no queremos decir su nombre pero empieza con P y termina con ablo Monteverde)… Una visita argentina de esas que después de estar tan lejos de casa por tanto tiempo hacen una caricia al corazón y acorta las distancias.


¿ Lo que nos asombró ?
Que en Colombia (o en el pedacito de país donde decidimos pasar nuestras fiestas) NO tiran fuegos artificiales, está PROHIBIDO. Y con ello los festejos llenos de sonidos, luces y colores a los que acostumbramos desde pequeños se convirtieron en una navidad sin sonidos, luces o colores… extrañando aquellas costumbres con las que crecimos, imaginando la fiesta que estarían viviendo nuestros queridos argentinos.
Y que desde las 12 de la noche queda PROHIBIDO estar en la playa… absurdo! Pero real…
Nosotros, por nuestra parte, cerramos la noche navideña de modo único e inolvidable, jugando un partidito relajado de futbol entre amigos…
El resto de los días que quedaron del 2011 los pasamos en una playita, vendiendo artesanías como para tratar de juntar el dinerillo para cruzar el canal en barco, ya que nadie tiene los pantalones para hacer 100 km de ruta y permitir entrar a Centroamérica por tierra.
Feli pasó sus fiestas en Argentina, Pablo y Mari siguieron su camino, después de pasar nuestra navidad juntos, después de dos meses, tres meses? Quien sabe cuánto pero sin duda intenso tiempo de muchos días, semanas y lugares recorridos despediremos una vez más a dos hermosos AMIGOS que el viaje nos regalo… 
Seguimos con nuestro “fantasmita navideño” y con él y otros argentinos que conocimos aquí comenzamos un nuevo año (que por lo pronto y a horas de comenzar, promete nuevas visitas muy esperadas) en un barrio muy humilde de gente sencilla pero feliz donde pudimos ver bien de cerca como vive el pueblo colombiano.
Despedimos el año con el corazón repleto de felicidad por haber llegado hasta donde llegamos, con el alma llena de fuerza para seguir hacia adelante recorriendo nuevos camino, y con todos ustedes bien cerquita nuestro. 
No dejemos nuestros sueños solo en palabras o pensamientos, transformémoslos en realidad!