jueves, 28 de mayo de 2015

LEJOS ES UN LUGAR QUE NO EXISTE


Hace dos meses llegábamos a Rafaela, la ciudad donde nacimos y desde la que salíamos 4 años antes a cumplir el sueño de recorrer Latinoamérica. Llegábamos con una panza que hoy se duplica en tamaño y una hija que veremos nacer en esta, la misma ciudad donde crecimos. Nos reencontramos al fin con mil amigos, con nuestras viejas rutinas, con lugares conocidos, nuevos hijos de viejos amigos y nos dedicamos a, lentamente, empezar a “anidar” retomando las costumbres del vivir sedentario. 

Decir: el viaje llegó a su fin es fuertísimo. Fueron tantas las energías y emociones puestas en ese andar que no nos gusta verlo asi. Completamos la vuelta, cerramos el círculo pero hoy esa Latinoamerica queda abierta por siempre para nuestros futuros. Nuestras cabezas y nuestras manos están concentradas en preparar un hogar para recibir a Helena. Nuestro corazón cada día que pasa nos despierta de la rutina recordando lo vivido en tanto viaje, con aromas, anécdotas y aprendizajes que nos recuerdan que no queremos que queden dormidos. Hoy leemos esa historia (nuestra historia) y el último párrafo tienen un punto, uno que se triplica y deja abierta una puerta enorme a ir por mas quizás algún día.  

Si, extrañamos (días mas, días menos) la vida itinerante de sorpresas cotidianas, de sabores nuevos, paisajes variados. Miramos con nostalgia la quietud de nuestra gran compañera de aventuras que ahora descansa en el patio de nuestro nuevo hogar. Y cuando alguien nos pregunta: van a vender la camio? Se nos traban las ideas, se enmudecen las palabras. Deberíamos hacerlo? Cómo! Si fue nuestra casa 4 años, una especie de refugio itinerante que supo tomar personalidad, con nombre incluido y por ende, llegar a generarnos cariño cual si tuviese vida propia. Ella, Lamaslinda, tendrá su nuevo rol en nuestras vidas, y se queda a nuestro lado como gran compañera, y saldremos al patio cada dia y tendremos un recordatorio constante y evocador de lo vivido, de lo que somos. 




Al volver nos dimos cuenta que no cerramos esa etapa de nuestras vidas, a pesar de la cotidianeidad rutinaria en la que nos sumergimos casi instantáneamente, a pesar de estar dedicándonos a pleno a algo nuevo. Empezamos a escribir otra historia y dejamos la anterior en la mesita de luz, bien a mano para ojearla siempre que lo necesitemos.
Desde nuestro nidito los abrazamos a todos. Y en plena ansiedad que tenemos por recibir a nuestra hija y de empezar esta aventura de ser padres, no olvidamos lo infinitamente agradecidos que estamos de poder conocerlos y disfrutarlos, siempre.

Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos
es intentar volar
volar conociendo otras ramas 
recorriendo caminos
es intentar cambiar.
Viajar es vestirse de loco
es decir “no me importa”
es querer regresar.
Regresar valorando lo poco
saboreando una copa,
es desear empezar.
Viajar es sentirse poeta,
es escribir una carta, 
es querer abrazar. 
Abrazar al llegar a una puerta
añorando la calma 
es dejarse besar.
Viajar es volverse mundano 
es conocer otra gente
es volver a empezar. 
Empezar extendiendo la mano,
aprendiendo del fuerte, 
es sentir soledad.
Viajar es marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada con una postal,
Es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
viajar es regresar.

Gabriel Gárcia Márquez



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